¿Que es Adoración?

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; Cualquiera que coma de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne… porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Juan 6: 51-55 (Navarre)

Durante los últimos 2000 años, los católicos han creído que Jesús está verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía, como nos enseña en el Evangelio de Juan. Creemos que en cada celebración de la Misa, pan y vino se transforman en el cuerpo y sangre de Jesucristo. Aunque quedan las apariencias de pan y vino se ha cambiado su “sustancia”. Por lo tanto, Jesús está presente con nosotros no sólo espiritualmente, sino físicamente. En el pan y vino de la Eucaristía, Jesús está presente con nosotros como estuvo hace 2000 años, cuando él caminaba en la tierra.

Por lo tanto, si Jesús está verdaderamente presente (cuerpo, sangre, alma y divinidad) en la Sagrada Eucaristía, entonces podemos contemplar a Jesús y adorarlo en Su presencia física. Nosotros somos bendecidos con la impresionante oportunidad para adorar a Jesús a través de la adoración del Santísimo Sacramento y en la Sagrada Eucaristía! En muchas iglesias donde hay adoración, la Eucaristía se muestra en un soporte especial que se llama custodia y las personas vienen a orar y adorar a Jesús continuamente, en todas las horas del día y noche. El gran amor de Cristo para nosotros fue mostrado cuando Él fue crucificado en la cruz para pagar la iniquidad de nuestros pecados y darnos la vida eterna. Él nos ama sin límite y se entrega a sí mismo en el Sacramento de la Eucaristía. A cambio ¿No podemos dar a Jesús unos pocos minutos de amor y adoración?

Beneficios Espirituales

Santa Faustina Kowalska una vez tuvo una visión de la Eucaristía enviando un rayo de luz a los corazones de aquellos que dedicaban tiempo en esta devoción, para purificarlos y renovarlos. Después de iniciar con regularidad la Adoración Eucarística, muchas parroquias experimentaban una renovación en la vida de la Comunidad, un aumento de las vocaciones, un aumento de conversiones y el retorno de los católicos alejados, una nueva apreciación de la Misa y los demás sacramentos y muchos otros beneficios espirituales. Las personas también experimentaban una renovación y el fortalecimiento de sus relaciones familiares y una profundización de su vida de oración: llegan a apreciar la oportunidad para tranquilizarse, relajarse y conversar con Dios en un ambiente de paz y silencio.

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